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La comida no tiene por qué ser aburrida

Al igual que a nosotros, a los niños se les antoja más la comida cuando tiene buen aspecto. Especialmente cuando tantos sabores pueden resultarles nuevos. Por eso te enseñaremos unos sencillos trucos para que los platillos que prepares para tus chiquilines sean mucho más agradables y divertidos, logrando que prueben alimentos que de otra forma se negarían a comer.

Para hacer un plato divertido hay que crear un universo en cada uno. Se requiere mucha paciencia pero con tu imaginación, puedes hacer bosques de brócoli, una salchicha puede ser un feliz pulpo si cortas uno de los extremos como tentáculos, una piña puede ser una nave espacial de postre, una zanahoria puede ser un coche de carreras con ruedas de papa. Como puedes ver, cualquier cosa es posible.

También puedes invitar a los peques a decorar sus platos ellos mismos, así los incluyes y estimulas su creatividad. Otra buena forma de que los niños vean los alimentos de una forma más atractiva es presentándoselos en distintas formas y texturas. Puede que a tu niño no le gusta la papa cocida, ¿pero qué tal en puré?. El punto es que prueben distintas texturas y que descubran juntos qué es lo que más le gusta.

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